Huertas de Animas es una aldea o arrabal de Trujillo situada a dos kilómetros de dicha ciudad en zona relativamente llana, aunque de grandes peñascales. Ha tenido un crecimiento notable en los dos últimos siglos, con una población dedicada al sector primario, sobre todo la ganadería, abastecedora de la ciudad cabeza de partido. Huertas de Animas…La expansión ha sido escasamente racional, acumulándose viviendas en grupos diferenciados, y organizándose un mínimo trazado lógico en torno a una amplia plaza, donde se encuentran los mejores edificios. Estos, en general, son modestos, de uno o dos pisos, de construcción bastante reciente y sin elementos estructurales o decorativos de interés.

Población: de hecho: 2.700

Dinámica de Población : ascendente

Principales actividades : agrícola y ganadera

Vías de comunicación : carretera a Cáceres 48 Km. Madrid 252. Badajoz 150.

Iglesia Parroquial de San Jose.

A los pies se abre una sencilla portada adintelada, en el lado del Evangelio otra, de ladrillo y de inspiración neorrománica de medio punto y abocinada. En ese mismo costado, unida a la cabecera, se levanta la torre, de planta cuadrada y dos cuerpos, horadándose en el superior vanos de medio punto en cada uno de sus frentes.

Dos inscripciones en el costado norte ilustran alguna de las reformas de presente siglo; en una de ellas, de 1.906, consta de reedificación y ampliación del templo; la otra, de 1.928, se refiere a la erección de una de las capillas laterales.

Lado de la Epístola: óleo sobre lienzo del siglo XIX, con discreta representación de la Virgen del Carmen socorriendo a las Ánimas de Purgatorio.

La Capilla de la Virgen. Estas arcadas o ventanales van separadas al exterior por columnas pareadas, y en los intercolumnios se dibujan pequeñas hornacinas y encuadrados para suavizar el paramento: sobre arcadas y capiteles corre la cornisa, formada por triglifos que sostienen el anillo de la cúpula. Al interior, las columnas se han sustituido por pequeñas pilastras que cortan el tambor formando los ventanales y lienzos para el ornato propio del estilo; la altura del tambor es de dos metros y las ventanas de 1,50 x 0,70.

Sobre el tambor se eleva la cúpula esbelta de 2,10 m. De radio el intradós, y 2,50 el domo, y sobre ella la linterna o cupulino de 1,60 con la cubierta o casquete; cuatro pequeños ventanales de 30×60 separados por pilastras estriadas, dan paso a las luces de la linterna.

Para dividir la línea del anillo del tambor y cerrar la cúpula al exterior, una elegante balaustrada, propia del estilo, rodea el domo por su base, suavizando la intersección de líneas del tambor y de la cúpula. La cubierta exterior está dividida en franjas diagonales en el sentido de su eje, y sirve de remate una pequeña cruz o espadaña que encuadra una M: la altura total de la capilla, desde el piso al casquete de la linterna, 11,50 m.

Para dar acceso a la iglesia se ha tenido que cortar el muro del templo, suprimiendo una de las pilastras sobre las que descansaban dos bóvedas, resultando una portada de 2,90x3m. Sirviendo de descarga de las bóvedas dos vigas de hierro de 14cm. Cosidas por tirantas para formar el marco que encuadra al arco cortado.

En el lienzo opuesto de la capilla y frente a esa puerta de entrada, a la altura de 2,5m. Se abre un casquete poligonal que sirve de ábside o camarín de la Virgen a la vez que de trono y altar; cubre un espacio de 2m de fondo por 3,5 de altura y recibe luces por tres elegantes ventanales de 2,50 alto x 0,60 cada uno, abiertos en los tres frentes del polígono y entre los cuales estará el trono de la Virgen; la techumbre de este pequeño camarín estará formada por pequeñas boveditas como corresponde al estilo que está hecho (…). El estilo de la capilla es herreriano, así llamado por Juan de Herrera, arquitecto celebre de mediados del siglo XVI, hombre de cartabón y de plomada, como le llamó el insigne polígrafo Menéndez Pelayo. La obra maestra de Herrera fue el Escorial, y de ella tal vez la cúpula central del templo, pues el modelo de la capilla ha sido esa cúpula del Escorial (…). El camarín es de estilo diferente de la capilla; es mudéjar o morisco. A la severidad y proporción de líneas del cuerpo de la obra se une lo gracioso de la Cámara de la Reina (…)

Cosas viejas del Pueblo (Apuntes)

Lo que hoy es iglesia parroquial, era por el años 1.780 una pequeña ermita bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, de Huertas de Animas; así reza los papeles de aquel tiempo, aunque después, al constituirse en parroquia en 1.803, nos digan otros libros que quedó bajo la advocación de San José, cuyo titulo había llevado hasta entonces. La ermita estaba reducida al espacio hoy comprendido entre la capilla del Santísimo Cristo y el sitio que ocupaba el púlpito: en ella oían misa los vecinos del arrabal, cuyo número era bastante inferior a lo que hoy es; entonces no existían los barrios de la iglesia, plaza, altozano, y lancha nueva; el barrio de arriba era muy reducido, y el pueblo estaba formado por grupos pequeños de casas, casi todas de humilde aspecto; grupos diseminados por todo el perímetro actual siendo los más poblados los barrios santo y llano, obispo y lancha vieja, calvario y vallehermnoso, algo de plaza y regajo; el servicio de la feligresía esta tan dificil que más de medio siglo después se hacia constar entre los bienes exceptuados de la desamortización “una cerca al sitio de la machorrilla para la caballería del curato por ser necesaria para el servicio, por distar los caseríos entre si hasta media legua”. Sus vecinos eran feligreses la mayor parte de Santo Domingo, pero también los había de Santiago, Santa María y otras parroquias de Trujillo. Como el territorio estaba enclavado en la parroquia de Santo Domingo habia pertenecido a la ermita y su párroco administraba los bienes y atendía a que no faltase al pueblo lo necesario.

Los bienes que poseía eran propios de la devoción de animas, y figuran en los libros de cuentas: la cerca del ladrillar, la de partijas, la machorrilla, la cerca larga, la de talaván, la de la lancha, la del pajar (donde está el campo santo), corral de la zamorana, de la encinilla, de la pedregosa o del Cristo, de vallehermoso, corral y pajar de la marquesa de Santa Marta, casa de vallehermoso, del regajo y del barrio de arriba. Todo los años, al contar desde el 15 de agosto, nombraba el párroco de Santo Domingo un mayordomo de la ermita entre los vecinos, que eran encargados de cobrar las rentas y recaudar lismonas y donativos, y al propio tiempo de pagar los gastos de culto y reparaciones, representando en cada año las cuentas para su aprobación y del cuidado de limpieza y aseo de la ermita. a excepción de la festividad de la Asunción, el 15 de agosto que, era la principal, y a la que solía bajar el párroco y sacristán de Santo Domingo, para la demás fiestas y domingos, así como los muchos días que en ella se decía misa, venían los franciscanos descalzos del convento derruido de la Magdalena. Se decía misa todos los días de precepto y misa temprana en tiempo de cosecha; todavía en 1.816, siendo parroquia hacía 12 años, aparece un recibo del padre guardián de los descalzos, de 87 misas de alba a 10 reales de lismona; cuyas misas de alba se pagaban entre los vecinos y la fábrica de la iglesia; los domingos de cuaresma, por la tarde, había sermón (que llamaban vespertinas), y al padre que venía a predicar le proporcionaba una caballería mayor el camino, así como era costumbre dar todos los años dos carros de leña al convento para el capellán que bajaba a decir misa. Las fiestas principales eran: la Asunción de la Virgen con vísperas y responsos. Dos ofertorios, el de la Virgen en Agosto y del Niño, el día de la Cruz; dos aguirnaldos, el de los casados el día de Reyes y el de los mozos en Navidad; es decir, que ellos recaudaban los mozos o casados la lismona para esas devociones y siempre figuraban en las cuentas del mayordomo; así por ejemplo, el año 1.796 se recaudó en el ofertorio de agosto 515 reales; en el Niño, 170; en los aguirnaldos, 186; además, en los días festivos se subastaban a la puerta de la ermita, junto a un álamo donde hoy es la escalera del atrio, las ofertas de los fieles, corderos, novillos, etc. Para ayudar a misa estaba nombrado un monaguillo, ya de edad, que era al mismo tiempo maestro de primeras letras, pagado por la ermita, y esos fueron los primeros maestros que hubo en el pueblo; además, le facilitaban casa para vivir, y así figura bastante años en el cargo de cuentas, viviendo el sacristán y maestro de primeras letras en la casa de la ermita del barrio de arriba.

La pequeña ermita de Nuestra Señora del Rosario iba siendo insuficiente para las necesidades del vecindario; poco a poco, los núcleos de viviendas extendían su perímetro formando barrios más poblados; entonces se pensó en prolongar la nave de la capilla sin variar la planta primitiva: así se hizo en 1.792, en cuyo año empezó el alargo de la ermita según rezan los libros de cuentas; la obra no se terminó hasta 1.798, es decir, en este año se hizo el portal norte, que es la puerta que hoy sirve de entrada, y con ello se dio por terminada la obra; durante los seis años no se estuvo trabajando sin interrupción, sino que se dejaba o empezaba según los fondos y lismonas que se disponían, este alargo consistió desde la capilla de Cristo hasta la puerta de atrás, o sea lo que hoy forma la parte baja de la iglesia, pero sin el coro alto que se hizo años después; así quedo ya una iglesia de una sola nave y de regulares dimensiones, como la han conocido muchos de los vecinos del pueblo antes de la obra del crucero, con una pequeña sacristía de dependencia, cuya puerta estaba en el sitio que hoy ocupa la entrada de la capilla del rosario. El maestro que dirigió la obra fue Bartolomé Pérez, el carpintero, Pedro Robles y el herrero, Andrés Retamosa; importó la obra 13.300 reales vellón según rezan las cuentas, y se pagó la teja a tres pesetas el ciento.

La iglesia quedó ya decente y capaz para el vecindario; esto unido a las incomodidades que originaba el servicio de parroquia por la distancia a Trujillo, donde tenían que ir a cristianar a los recién nacidos, a casarse, funerales y demás; sirvió de estimulo a los vecinos para trabajar en la erección de parroquia. Una tradición oral, recogida de personas autorizadas, dice, que a primeros del siglo pasado, aprovechando el paso del Rey Carlos IV por Trujillo fue una comisión de personas pudientes del arrabal a solicitar del monarca la creación de una parroquia en las huertas por tener bastante vecindario y templo suficiente y ser gravoso a sus moradores el servicio de parroquia en la ciudad.

Debió ser acogida la petición y despachada favorablemente, porque el 26 de junio de 1.803 se celebró la fiesta del reservado del Santísimo Sacramento en la iglesia, quedando erigida en parroquia, siendo su primer ecónomo Fray Francisco de Garrovillas, predicador religioso descalzo y morador del convento de la Magdalena, en la ciudad de Trujillo. Predicó en la fiesta del R.P. guardián de dicho convento.

Por el número de partidas de los libros se deduce que en esa fecha debió de tener el arrabal la mitad de vecinos próximamente que en la actualidad. Mal año fue este para sus moradores, como para toda la región. e aquí una nota muy curiosa que dejo apuntada el ecónomo Fray Francisco de Garrovillas en el libro de bautismo: “nota para el futuro: en el año 1.803, hubo una gran esterilidad en España, por cuya causa se llenó la Extremadura de pobres de diversas provincias; se sacó para Madrid y otros pueblos todo el grano que había a eso sobrevino un infeliz año que fue el cuatro, por cuya causa se vendió una fanega de trigo por 285 reales; una de centeno por 230 reales; una de cebada por 120 reales; una de garbanzos llegó a valer 400 reales; las dos libras de pan a 5,5 y 6 reales, y vi dar dos panes por 16 reales”. Y por lo visto esto era Jauja comparado con el 1.810, en el cual otro fraile, Fray Domingo de San Vicente, por comentario a la administración con que cierra la nota Fray Francisco, diciendo ” lo que no se lee en las historias” añade entre líneas esta apostilla; ” en el año 1.810 valió la fanega de trigo 480 reales, el pan 12 reales y el cuartillo de vino a 5 reales y así de los demás comestibles.

No es de extrañar que los artículos de primera necesidad estuvieron por las nubes en este año de 1.810, como dice la nota de Fray Domingo de San Vicente era entonces nuestra región teatro de la guerra heroica de la Independencia. En el año anterior de 1.809 había invadido los franceses estas tierras, destruyendo y robando cuanto hallaban a su paso; a primeros de año se dio la batalla de Medellín que fue para nosotros un gran desastre; como consecuencia quedaron dos divisiones francesas acantonadas en Mérida y en los alrededores del berrocal de Trujillo, donde se estacionaron hasta el mes de julio; Lord Velligton, juntando su ejercito a los de Extremadura y La mancha los fue empujando hasta el 27 de julio, que los batió en Talavera, donde alcanzamos una de nuestras mas brillantes victorias. Sin embargo, el plan de Velligton de avanzar sobre Madrid no pudo llevarse a efecto, porque avisaron Soult de lo que pasaba en Talavera, se descolgó de la frontera portuguesa y viniendo por Coria y tierras de Plasencia obligó a retroceder al ejército aliado. Cuando los soldados de Soult pasaron por Hoyos se encontraba el anciano Obispo de Coria, Don Juan Alvarez de Castro, enfermo en cama de sus achaques; nada respetaron aquellas fieras, a pesar de sus 83 años, le arrastraron del lecho, tirándole al suelo y bárbaramente le acribillaron a heridas.

Con estos precedentes no es de extrañar que los pueblos quedasen desiertos al anuncio de la proximidad de las tropas francesas. Durante los tres o cuatro meses que estuvieron acantonados en este pueblo y en los inmediatos, todo lo saquearon; los vecinos de Trujillo y sus arrabales huyeron a los montes, abandonando sus casas y sus tierras, solo quedaron los que no podían huir, sobre los que se cebó la soldadesca, cometiendo asesinatos, violaciones y rapiñas. Los azuquenes de Villavieja y los sitios escondidos del Almonte y del Tozo sirvieron de refugio en aquellos meses a los vecinos de las Huertas, de Trujillo, de la Aldea y demás arrabales; los hombres corrieron a empuñar las armas alistándose en el ejercito del general Cuesta o en las muchas guerrillas que llenaron el país; una de las más importantes fue la de los hermanos Sánchez naturales de Torrecillas, que vivían hacia algunos años en lugar nuevo, donde se trasladaron para librarse del servicio militar, privilegio que se concedió a los que fueran a poblar este lugar recién fundado; allí los sorprendío la invasión y los cuatro hermanos, uno de 12 años, se echaron a los montes, seguidos de otros vecinos de los pueblos de Torrejón, Monrroy etc., ayudando con sus guerrillas a los ejércitos de la patria. Nada quedaron los franceses en pie; en estos meses quemaron la Coria, la Vera Cruz, Santa Ana, las casas solariegas de la villa y todo cuanto grande e histórico había en Trujillo.

Aquí quemaron y saquearon la Casa de la Caridad, situada en el barrio de los santos, destrozaron las imágenes y ornamento de la iglesia y cosieron a puñaladas el cuadro de las animas, y no teniendo ya en que vengarse, incendiaron los campos arrasando las cosechas, próximas ya a recogerse; así que en aquel año en toda la región no se cogieron granos, pagándose el pan a 12 o 14 reales, cuando se encontraba, pasando grandes hambres. Muchos nacieron y murieron en los campos. en el libro de bautismo de aquella fecha hay una nota que dice: ” las partidas que faltan desde el 19 de marzo hasta el 17 de julio se hallaran en Monroy, Marta o Pascualete, que son los que han nacido en los montes”. Y en el de los difuntos otra que dice: “nota de los que han fallecido en los montes, desde el 19 de marzo hasta el 29 de junio de 1.809” , en cuya relación figuran los que murieron en Majadillas, en Lorenzana, la Matilla, Casasola del Rivero, Las Alberguerías etc. también figura la partida de un soldado del regimiento de Sigüenza, fusilado por desertor, y otro de Alemania: en los libros solamente se hayan las partidas de defunción de los que eran enterrados por sus familiares en la iglesia, para lo cual ellos mismos los traían de los montes y los enterraban. De los niños, que murieron casi todos, no se hacia registro, porque no era posible; tan solo en otra nota aparecen los nombres de cuatro niños, hijos todos de un matrimonio sepultado en la misma fosa. De matrimonios no hay que hablar; saqueadas las iglesias, disperso lo moradores, guerreando todos los hombres capaces de empuñar las armas, la vida civil y religiosa quedó interrumpida todo este tiempo.

Arrojado los franceses de España, poco a poco fueron recobrando las gentes y los pueblos su vida normal, acomodada a la circunstancias del momento, empezando por reconstruir mucho de lo que el enemigo había destrozado, aunque muchas ruinas quedaron por los suelos para no volverse a levantar. Tal sucedió con la antigua parroquia de la Vera Cruz de Trujillo, enclavado donde hoy está el cementerio. A la dispersión de la gentes durante el periodo de invasión del enemigo acompañó la paralización de la vida política y religiosa, y como era frecuente la profanación de las iglesias y el asesinato de sacerdotes y religiosos por las tropas de Napoleón, muchas quedaron abandonadas y sin ministros para el culto: así sucedió en nuestro pueblo durante los meses que estuvieron alojados en él los soldados, y aun después, en las varias correrías que hicieron por Extremadura hasta que definitivamente abandonaron nuestra región. Pronto los obispos empezaron a proveer de modo estable las iglesias, y así en 1.816 el Ilustrísimo señor Don Antonio Canilla Mayoral, nombra cura regente de la parroquia a Don Marcos Rodríguez de Casas, cura rector de Deleitosa; de este modo deja de ser regida por religiosos, según venia sucediendo desde su fundación; el último fraile que hace entrega al regente Don Marcos, fue Fray Domingo Rosado de San Vicente. No debe extrañar el nombramiento de regente en el párroco de Deleitosa, teniendo en cuenta que esta villa debía estar por esas fechas casi arruinada, habiendo sido una de las mas castigadas por los franceses en la retirada del ejercito aliado después de la batalla de Talavera.

No se contentó el obispo Canillo con nombrar cura ya estable del clero secular para la parroquia de Huertas, sino que además la agregó como dotación de su fábrica, los diezmos, que, la derruida iglesia de la Vera Cruz de Trujillo, percibía de la Cillas de Trujillo, Abertura, La Cumbre, Ibahernando, Ruanes, Torrecillas, Sierra de Madroñera y del Pago; sumaron éstos el primer año de la adjudicación, que fue en 1.817, sesenta fanegas de trigo, nueve de cebada, doce de centeno y cuatro de avena, que se vendieron, el trigo a cuarenta reales, cebada y centeno veinticuatro y la avena a once.

Algo debió influir en esta resolución la pobreza con que encontró la iglesia su primer regente, porque en el inventario de la entrega solamente aparece digno de mención, dos cálices y caja portaviático de plata; los demás revela tanta escasez y pobreza que ni aun ropa suficiente para celebrar tenía. Con la administración de los bienes de Animas, mas los diezmos agregados de la Vera Cruz, empieza de nuevo la iglesia a adquirir lo necesario y dos años después, en santa visita, manda el mismo señor obispo que se construya el coro alto de la iglesia. Importó la obra 5.470 reales y se gastaron 190 arrobas de cal a 3 reales; 7.000 ladrillos a 14 reales; 184 cargas de agua y cinco de pizarras: los jornales se pagaron a 10 reales; la escalera de piedra de la subida, importó 210 reales, y el carpintero llevó por la baranda 400, y el herrero 61, por la herramienta y la cruz de la pila del bautismo: no eran malos precios para aquellos precios.

Por entonces se empezaron a construirse los cementerios dejando de enterrar los cadáveres en la iglesia y en sus atrios, como venia haciéndose desde los primeros tiempos; aquí se enterraba desde la fundación de la parroquia, en el trozo de atrio de la ermita, comprendido entre la huerta y el ábside o sea lo que fue la sacristía hasta hace dos años y hoy corresponde a la capilla de la virgen y dependencias; antes de 1.803 los cadáveres se llevaban a Trujillo, pero al fundarse la parroquia se levantó un muro en aquella parte del atrio quedando un pequeño cementerio adosado a la pared de la iglesia, y otro entre dos estribos, para el osario en el lado opuesto; durante 20 años, estos fueron los cementerios de pueblo, hasta que en 1.822, con la prohibición, de enterrar en las iglesias se construyó el cementerio actual en terrenos que eran, una parte de la propiedad de la iglesia (cerca del pajar) y otra adquirida por el municipio: en el reparto que este hizo para el cementerio de la ciudad, correspondió a esta iglesia 12 reales y 5 maravedíes.

Sin duda, con las revueltas y algaradas continuas porque a travesaba la nación en estos años, no se distinguirían los ediles de nuestro municipio por su religiosidad y acendrado catolicismo, y fundándose tal vez en haber sido construido el cementerio con fondos del ayuntamiento restarían a la parroquia toda la intervención administrativa y económica; así se deduce por los decretos de visita episcopal en 1.829, en los cuales Don Cipriano Valera manda cobrar los rompimientos de sepultura por estar el camposanto construido en parte de terreno propio de la iglesia cuyo mandato se renueva años mas tarde;, en 1.860, por cuya fecha corría a cargo del sacristán la parte sobrante del terreno que se habilito para cementerio, y en las cuentas figuran partidas como esta: un azadón nuevo para el camposanto, 12 reales.

En 1.828 aparece el libro de fábrica la siguiente partida:

Ítem de 200 reales vellón que ha entregado al Sacristán Antonio

Andrade a cuenta de su sueldo desde primero de febrero de este año en que entró a servir en la iglesia; lleva por tanto la familia Andrade, mas de un siglo al servicio de la parroquia.

En 1.844 quedó terminado el embaldosado de la iglesia, cuya obra, llevada a cabo por Antonio Martín, cantero, importó 1.500 reales.

Por estas fechas suprimido los diezmos, venía percibiendo la fábrica de la iglesia una cantidad de la comisión de culto que oscilaba entre 2.400 a 2.500 reales; las fundaciones y memorias pías poco a poco había ido extinguiéndose. La hermandad del Rosario llevaba una vida precaria y de las obras de caridad y beneficencia no se encuentra huella ninguna por este tiempo. Una antigua asociación debió existir en el barrio hoy llamado Santo y en la casa conocida con el nombre de la caridad, que tenía también a su servicio la cerca aneja del mismo nombre. Nada e podido encontrar en los libros relacionado con esa obra, sin duda por ser bastante mas antigua que ellos. Por lo que queda de su construcción y por otros datos que después diré debió ser obra del siglo XVI al XVII: como en Trujillo existían por ese tiempo el hospital de la Caridad ( hoy Jesús) y el hospitalillo o del Espíritu Santo, bien pudo ser la casa de la caridad del barrio Santo, una derivación o sucursal de ellos para atender a los enfermos transeúntes y caminantes, y aun a naturales de estas huertas; a su servicio estarían sin duda mujeres piadosas, o beatas, como entonces se las denominaba; así parece deducirse que la tradición que aun alcanzó a nuestros días. Además, en los libros de cuenta de la Cofradía del Rosario, se hace constar en 1.819 la adquisición por la Hermandad de una cruz de plata que había sido de la cofradía de San Cristóbal. Esa cruz aun se conserva en la iglesia; es de plata, pequeña, con la imagen e inscripción de San Cristóbal y del siglo XVI aproximadamente. Nadie ha podido darme noticias de esa cofradía en Trujillo, y bien pudiera haber estado fundada sobre la casa de caridad de este arrabal, ya que San Cristóbal era el titular de los caminantes y su devoción muy extendida en España por aquellos tiempos; no hay tampoco que olvidar que la casa-caridad estaba enclavada a orillas del cordel y entre el triangulo que forman los caminos que arrancan de él hacia la ciudad y que serian los principales en aquellos años. En este caso el nombre que aun conserva el barrio de Santo, sería derivado de San Cristóbal y no de los mártires, cuya ermita estaba hacia Santa Ana.

La cruz se compró a Roque Ruiz en 180 reales; bien pagada fue, pues su único valor estriba en la antigüedad y recuerdo histórico.

Documentos, notas, expedientes sueltos y Catastro del Marques de la Ensenada. Hay noticias del 1.234 de la existencia de los arrabales de Belén, Huertas de nimas y Huertas de la Magdalena en el reparto de las tierras reconquistadas entre los ilustres linajes de Trujillo. La población era escasa y muy reducida a causa de la huida de los moros que la empezaron. (Interrogatorio de la Real Audiencia. Pagina 27. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido Trujillo. Tomo. 1.)

1.791 Censo de Huertas 190.

Belén y Huertas de la Magdalena 34 cada uno aproximadamente.

(Interrogatorio de la Real Audiencia. Pagina 821 3º. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido Trujillo. Tomo. 2.)

Dotar de tres vicarias perpetuas como vestigio de nuevas parroquias: Belén, Huertas de la Magdalena y Huertas de Animas.

(Interrogatorio de la Real Audiencia. Pagina 827 18º. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido Trujillo. Tomo.3.)

La ermita de Huertas de Animas tiene de renta sesenta ducados y la de Belén y Magdalena como trescientos reales producto de unas cortas heredades.

(Interrogatorio de la Real Audiencia. Pagina 830 23º. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido de Trujillo. Tomo.2.)

SIGLO XV

Año 1.443 Huertas (2-9) folio 2.1-1-8-1

SIGLO XVII

Diezmos y heredades así como censo y cargas en el término de Trujillo y arrabales.

Ermita del arrabal de Huertas de Animas. Pagina 831

Cofradía de las Ánimas. Pagina 606.

Cofradía de San Cristóbal. Pagina 599.

(Catastro del Marques de la Ensenada 12-agosto-1.753

SIGLO XIX

1.871 Arrendamiento en Huertas de Animas para una escuela de niñas

2-7-557-3.

(Archivo de Trujillo)

1.863-70 Cuentas de limpieza 6-3-867-6

1.861 Estadísticas de carros 7-1-936-7

1.880 Cementerios. 7-1-936-10

1.864 Expediente (manzana). 7-1-946-14

1.872 Cementerio Huertas 7-1-946-20

1.884 Portales 7-1-946-29

(Archivo de Trujillo).

SIGLO XX

1.967 Plaza de Huertas de Animas 4847 22-4-1933-8

(Archivo de Trujillo)

Canto a Trujillo (Poesía, Historia. Imagen) Sonetos: Máximo González de Valle.

Extramuros—sin miedo al enemigo-

Nace y crece el pacífico arrabal:

Reza el rosario, cuida del huertal,

Cosecha y vende, o da su aceite y trigo.

De los hombres y Dios eterno amigo,

Llena el Regajo, invade el berrocal:

Nada falta ni sobra; es un nidal

De paz y amor y el cielo por testigo.

Las Animas benditas y María

Le amparan dulcemente y, a porfía,

Le velan almazaras, trojes, cuna

Todo muere a su lado, y ellos…viven.

Triunfan rezando. Y en su paz perciben

Un beso del Señor en cada luna.

Huertas de Animas es el mayor de los arrabales de Trujillo y tiene su origen en el valle de Valfermoso (que hoy llaman Regajo) como centro agrícola y ganadero aprovechando los pastos de Santa Catalina.

En estos lugares los frailes Dominicos levantaron un convento donde enseñaron a rezar el rosario a los campesinos y de ahí su devoción por la Santísima Virgen del Rosario, su patrona, a la que levantaron una ermita que en 1.803 pasó a ser parroquia.

La tradición nos habla de su gran devoción a las benditas ánimas del Purgatorio.

Tuvo un hospital, o Refugio de San Cristóbal para ayuda a caminantes y que hoy se conoce como Casa Rectoral fue cilla (o posito) donde se depositaban los “diezmos y primicias” que recolectaban en Trujillo.

Promovido por su párroco actual, Don José Blanco, hace unos años se creó un museo Etnográfico digno de ser visitado.

Aportaciones inéditas sobre la vida y obras del Pintor José Bermudo Mateos.

En 1.850, nace en el arrabal de Huertas de Animas, a dos kilómetros de Trujillo, el pintor Don José Bermudo Mateos. Se conocen todavía muy pocas noticias biográficas de este artista. Fue alumno de la Escuela Superior de Pintura de Madrid. Se presentó frecuentemente a las Exposiciones Nacionales desde 1.876. Entre sus obras hemos de destacar “Una Bacante”, presentada en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, en el año 1.876. En 1.881, presentó a la Exposición Nacional de Bellas de Madrid “Antes del Baile”. En la Exposición Nacional de 1.884, en Madrid, la obra “Los Mártires” o “Eudoro y Cimodea” y “Los Presentes Para Una Boda, costumbres de la provincia de Cáceres”.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, del año 1.887, presentó su obra “Alfonso XII visitando a los coléricos de Aranjuez”. En estas últimas exposiciones citadas, las comprendidas entre los años 1.884-1.887, recibió el artista Menciones Honoríficas. Fue profesor con título de la Escuela Central de Artes y Oficios.

Obtuvo Tercera Medalla en 1.892, con las obras “Los Hijos de Antonio Pérez ante Rodrigo Vázquez” y “ Alegoría del Segundo Centenario de Calderón”, propiedad del Museo de Cáceres, sito en el Palacio de las Veletas. En esta exposición Nacional en el 1.892 se presentaron varias obras suyas, entre las que podemos citar: “Un Cigarro que no arte, Echadora de Cartas, En Guiñol: Los palos del Pierrot, Lección de Baile y Un Ángel Mas”. En las Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid del año 1.895 obtuvo Tercera Medalla con la obra “Encomienda de Isabel la Católica”. Fue condecorado en 1.899 y 1.901.

Pintor esencialmente romántico y costumbrista, con un lenguaje figurativo y dentro del realismo decimonónico, consiguió ciertas calidades por su capacidad de dibujante y suficiente práctica académica. Obras suyas, que se conservan, son por ejemplo el gran lienzo “Buenos Amigos”, propiedad de la Excelentísima Diputación de Cáceres, presentada a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1.920; obra de corte naturalista pero alejada de cierta afectación y referencias tópicas. O la obra “! Vaya un Par ¡”, propiedad de la Excelentísima Diputación de Cáceres, variante de la presentada en la Exposición Iberoamericana de Sevilla del año 1.929 que le valió ser condecorado con la Cruz de Caballero de Isabel la Católica. Es una pintura un poco edulcorada pero con interés, se trata de un paisaje rural amable y descriptivo, con varios personajes, donde la naturaleza, los animales y las figuras, se organizan equilibradamente para conseguir una serenidad que es exaltada bucólicamente por el luminoso y un poco artificial colorido.

En el Museo Provincial de Cáceres hay una acuarela que representa “Una Maja” de 1.881, de corte romántico con la mantilla de blonda y situada en un ambiente al aire libre.

La represión en la provincia de Cáceres durante la Guerra Civil. Autor: Julian Chaves Palacios. El radio de acción de la zona trujillana es de los más amplios de la provincia cacereña, presentando sus diversos pueblos comportamientos diferentes en cuanto al tipo de actos represivos que estamos analizando. Así, nos encontramos localidades como Trujillo donde hubo media docena de víctimas en cambio, un arrabal dependiente del mismo, Huertas de Animas, superó las dos docenas. De igual forma puede afirmar que, pese a no poder generalizar debido a excepciones como Deleitosa o Jaraicejo, lo cierto es que fueron las poblaciones situados mas al Sur las que sufrieron con mayor dureza estas acciones represivas.

En Huertas de Animas, un arrabal de Trujillo donde la militancia en organizaciones izquierdistas era numerosa, el dos de agosto al tenerse noticias de la incursión de las milicias republicanas por el sur de la provincia cacereña y su ocupación en algunos pueblos, socialistas como Ana Bravo Palacios informaron de lo que había sucedido al vecindario, animándolo para que dejase a un lado el temor de las represalias y que saliese a esperar a los suyos que pronto entrarían en Trujillo. Ello creó entre la población, durante unas horas, un ambiente de crispación que solo se apaciguó al conocerse el desastre de las fuerzas republicanas en Villamesías.

A partir de esas fechas, tal vez utilizando como justificación la supuesta predisposición de la población a apoyar esa incursión de efectivos gubernamentales, los falangistas comenzaron a practicar labores de “limpieza” entre “desafectos” que cursaron verdaderos estragos entre la población. Tomas Fernández Cruz, conocido popularmente con el apodo de “El Cojo” debido a un defecto que tenía en un pie, fueron detenidas el 20 de julio, siendo trasladado a la prisión provincial donde fue liberado horas después. En Trujillo volvieron a detenerle, sufriendo, según el testimonio recogido al vecino Adolfo Moreno Gutiérrez, todo tipo de desmanes hasta que lo ejecutaron el 8 de agosto:

“ A Tomás “El Cojo” se lo llevaron detenido a Trujillo, metiéndolo en una jaula que colocaron en una calle, en un sitio próximo al garaje de un falangista. Allí lo tuvieron, como de un animal cualquiera se tratase, de exposición al público durante tres o cuatro días, soportando los pinchazos, escupitajos, etc., de unos represores que se jactaban de verlo en esa situación.”

La familia Curiel Vizcaíno se convirtió en una de las castigadas en los actos represivos que se llevaron a cavo en Huertas. Ya en los enfrentamientos registrados en la localidad en la noche de 18 de julio falleció uno de sus miembros, José, y ahora perdió a tres más: Manuel Curiel, Juan y Manuel Curiel Vizcaíno, padre e hijos, respectivamente. A los tres, junto al también vecino que fue presidente de las Juventudes Socialistas, Moisés Hueso Mateos, tras ser detenidos se lo llevaron una noche montados en las célebres camionetas, conocidas en la jerga falangista como “basura” por trasladarse en las mismas a personas de izquierda, en dirección al puente del “Cardenal” sobre el Tajo, en la carretera de Trujillo a Plasencia.

Allí sólo llegaron tres ya que uno de los acompañantes, Moisés Hueso, consiguió tirarse del camión y huir aprovechando la oscuridad de la noche, alcanzando, días después, zona republicana. Al resto de la expedición, es decir, a los miembros de la familia Curiel, los fusilaron en dicho puente, aunque uno de ellos, según el testimonio facilitado por el vecino Adolfo Moreno, solo resultó herido, refugiándose en la finca “Tierra del Conde”, donde tras localizarle le dieron muerte.

Otro caso de miembros de una misma familia ejecutados fue el de Pedro y Crispín Corrales Bravo, tio y sobrino respectivamente. A los dos los fusilaron también en la finca “Tierra del Conde”.

En los términos de los pueblos de Jaraicejo y Mdroñera también se registraron casos de muertes de vecinos de Huertas de Animas. En el primero de ellos pasaron por las armas, junto a quince personas más entre las que destacaban nueve de Monroy, según se ha analizado con anterioridad, a cinco en el conocido sitio por “Arrollo de la Vid”, siendo sus nombres los siguientes: Benito Rebollo Sánchez, Juan Jiménez Martín, Ramón Muñoz Bravo y Juan Moreno Mateos.

En las proximidades de Madroñera, por su parte resultaron ejecutados otros tres. Sucedió a finales de septiembre de 1.936, siendo afectados: Emilio Jiménez Hueso, Agapito Corrales Diadosa y Rafael Bermejo Bravo, a quienes inscribieron en el Registro Civil de dicha localidad, constando como causa de muerte: “Heridas sufridas en choque con las fuerzas públicas”. Una vez más se eludía en el Acta citar la verdadera causa de la defunción.

Francisco Moreno Pablos, conocido popularmente por “gachura”, acudió a Trujillo a despedir a su hijo mayor que iba a incorporarse a filas nacionales tras haber sido avisada su quinta.

Junto con él –afirma su hijo Adolfo Moreno- estuvieron una docena de padres de familia en igual situación, encontrándose con la sorpresa de que un grupo de soldados marroquíes, al verlos juntos, sin mediar palabra alguna los detuvieron, encarcelándolos. A algunos los dejaron, poco después en libertad, mientras que a otros, como a Francisco, lejos de liberarlos, a la semana aproximadamente de permanecer allí, concretamente el ocho de septiembre, lo sacaron, ejecutándolo en las proximidades de Zorita.

Otros casos de muerte por la práctica de los paseos en Huertas de Animas fueron los de Agustín Margallo, Manuel Melo “tarama”, Manuel Rojo Ruiz “tropezones”, Manuel Rosa, Elías Pablos Avís “remolino”, Antonio Corrales y un tal Francisco “romero” a quienes, al parecer, fusilaron en el sitio conocido por “Cerro Blanco”.

Sin duda, debido al protagonismo público del óbito, la muerte más conocida fue la del político Rafael Berrmudo Ardura, socialista, que ocupó el cargo de presidente de la Diputación Cacereña en la República y salió elegido diputado a Cortes por Cáceres durante la etapa del Frente Popular. Hombre bastante conocido en todo el ámbito provincial, aunque muy especialmente, en la zona de Trujillo, fue el fundador de la Casa del Pueblo de Huertas, población donde además de tener su domicilio contaba con un gran número de seguidores.

Le sorpredió la sublevación en Madrid, donde recibió, junto al resto de políticos socialistas que ocupaban escaño en las Cortes, órdenes de: “Salir a sus provincias o a otras en que puedad hacer falta”. Rafael viajó a Cáceres, aunque en lugar de hacerlo por la carretera Madrid-Badajoz, donde podia ser descubierto con facilidad, dio un rodeo, pasando primero por la provincia de Avila y de allí a Plasencia. Una vez alcanzada la localidad placentina, el siguiente objetivo fue Trujillo, utilizando el autobús que recorria esa línea para efectuar el desplazamiento.

Sin embargo, pese a la discreción que mantuvo en todos sus movimientos, ese recorrido final no llegó a completarlo. Al parecer, el Plasencia alguien descubrió su verdadera identidad e informó de ello a las fuerzas de orden público que desde ese momento, conociendo en el coche de línea en que iba, movilizaron a sus agentes para proceder a su detención. Esta se consumó en Torrejón el Rubio, llevándola a cabo la Guardia Civil tras detener el autobús. Rafael fue montado en un automóvil, desconocemos si en compañía de miembros de la Benemérita o falangistas de Huertas de Animas y Trujillo, que tomó dirección de la capital cacereña.

Poco después era fusilado. El doce de agosto de 1.936 fue inscrita su muerte en el Registro Civil de Cáceres, constando en el Acta que falleció a: “Causa de lesiones en la cabeza en el puente Nuevo sobre el río Guadiloba”. Al igual que otros muchos republicanos que tuvieron el mismo final, la familia de Rafael Bermudo, por si fuera poco el sufrimiento inherente de la pérdida de uno de sus miembros, se vio sumida en un estado de absoluta precariedad económica al instruirse expediente de incautación y subastarse los inmuebles y propiedades rústicas y su pertenencia.